Hoy se cumplen ocho años desde que
se murió nuestro amigo Kepa.
Aquel invierno lloré mucho.
Cambié los cables eléctricos de casa y
Cambié los cables eléctricos de casa y
en abril, viendo que las abejas seguían vivas,
dejé de llorar.
Ahí estaban los nueve gramos.
dejé de llorar.
Ahí estaban los nueve gramos.
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