martes, 26 de abril de 2011

De Avellanosa al cielo


La fama se la lleva el Valle del Jerte,
pero aquí también tenemos algún que otro cerezo...

Este año, la floración ha coincidido con un tiempo
soleado que las abejas han aprovechado para
rebañar hasta la última gota de néctar.






4 comentarios:

millan dijo...

Esto es vida,como relaja ver este paisaje,que pena no poder disfrutarla mas.

Anónimo dijo...

Hoy la ronda mira al cielo,al pasar por tu ciudad,detenemos,siempre vivo el recuerdo y buen cuajil.
En el pueblo la ronda se pasea con libertad.

BOLINAGA dijo...

AMANECER:


Chiquitito. Tierno, y débil. Como son los niños cuando nacen ¡Cuidado y que trabajitos le costó crecer! Venía el invierno con sus heladas, y el arbolito, tiritando, decía:
-¡Ay!¡Ay!Me voy a morir ,No tengo ropa con qué cubrirme ,mi tronco es muy delgado .¡Ay!qué frío,¡me voy a morir!.Luego venía el huracán: ¡Brú! Brú! ¡Bru! Don Viento gemía el arbolito, ¡tenga usted compasión de mí! ¿No ve que soy muy pequeñito y me va a tronchar? Visite usted aquellos pinos tan fuertes o aquellas encinas tan viejas, déjeme, don Viento, tenga piedad, Y así, despacito y valiente, fue creciendo, hasta que un día sonrió contento, ya soy casi un árbol susurró.Entre sus hojas asomaba un capullito blanco. ¡Oh!dijo trémulo el arbolito .trabajadoras abejas, venid aquí y encontraréis rica miel. Lindas mariposas.volad en mis ramas, Pajaritos, columpiaos en mis tallos. Buenos niños, sentaos bajo mi sombra. ¡Ay! Sonrió dichoso ¡cuán lindo me hizo Dios!
Pero la felicidad dura muy poquito en este pícaro mundo. Vino otro invierno, y cuando el arbolito era ya un arbolazo, una helada lo enfermó y el huracán desgajó sus hermosas ramas. ¡Qué desgraciado soy! Se lamentó Ahora sí que me voy a morir. Luchó. Luchó con todas sus fuerzas y logró vencer a la muerte. Pero ¡ah!, quedó muy averiado. Las ramas secas caían a lo largo del cuerpo. Tan sólo quedaron victoriosas dos ramas solitarias. Llego la primavera, y Dios dijo al sol: Anda y tiende tu sombrilla de oro sobre aquel arbolito enfermo. Y el sol, padre bueno, acarició al árbol con sus besos. Arbolito: yo soy el médico mejor del mundo. Yo soy el médico que Dios te envía para curarte. El árbol sonrió, y con los besos del sol. Brotaron capullitos en sus ramas, que luego fueron blancas flores. Estaba cuajadito de flor. Estaba dichoso su cuerpo florido, cuando………..Amos a cazar el árbol gritaron de un balcón. Sí, sí. Le cazaremos como aquel caballito salvaje que cerró los ojos angustiados. Las cuerdas se enlazaron en sus ramas, y…………
Zas zas ¡cuánta flor cae! Ya cacé una rama. ¡Y yo otra zis ,zas.¡pobrecillo!
Esto es peor que un huracán, suspiró ¿Qué mal os hice yo, niños, para tratarme así? El suelo estaba regado con sus flores. Las ramas tronchadas. El arbolito, moribundo lloró.
A los pocos días vió el arbolito una niña nueva en el balcón. Blanca, rosada, angelical. Luego, una joven muy linda. Después, una anciana de cara bondadosa. Abuelita dijo la niña: ¡Mira qué arbolito! ¡Debe de estar enfermo, abuela!¡Quieres que lo cuidemos? Sí, hija mía. Hacer bien a los árboles es un deber. La nena le regaba si le veía mustio. Arrancaba las hojitas malas. Le besaba con mimo.Atbolito.Arbolito.Ya verás qué guapo te pongo. Y vino una primavera…Y otra…Y otra………Ya el árbol era otra vez un árbol
Hombre, más hermoso que antes. Un árbol frondoso, cuajado de florecillas. ¡Cuántos pájaros en sus ramas! ¡Qué brisa daba el arbolito! Arbolito. Arbolito. ¿Ves qué guapo te puse yo? El arbolito sacudió con mimo sus ramas. Niña hermosa: ¡Cuándo creceré mucho, hasta besar tu balcón! ¡Qué agradecido estaba! Buenos días, linda señora. Buenos días abuelita. Crecer…Crecer…Era su ilusión

BONILIGA dijo...

Hasta que una mañana sus dedos verdes asomaron temblorosos por los hierros del balcón. ¡Buenos días! ¡Buenos días! Ya llegué…Aquel día fue feliz.
Una mañana vió que en los ojos de la abuela había lágrimas. ¡Qué ocurre? preguntó inquieto. Que la nena está muy mala. Tiene fiebre. El árbol se estremeció de angustia. Agitó sus verdes melenas y dijo: Yo la salvaré. No llores. Abuela. ¿Acaso no sabes que mis hojas aplacan la fiebre? ¿Qué soy un árbol medicinal? ¿No sabes que la divina Providencia puso en mi savia un rico jugo para curar la fiebre a los humanos? ¿Y para quién quiero yo mis hojas y todo mi cuerpo sino para salvar a la niña? Dulcemente dijo: Córtame.Mutílame.Deshazme.No tengas compasión de mí. Quiero morir para que ella viva. Arrancaban hojas del buen arbolito. El, a cada desgarre que sentía, iba diciendo. Más…Más…Coged más. Y movía presuroso sus ramas para que la ofrenda cayera más presto. Quedó mustio, seco, triste…Pero la nena se salvó. Buenos días, arbolito. ¿Tienes sed? Te traigo una regadera de agua fresquita, fresquita. —el árbol cerró los ojos dichoso, Ya estaba allí su reina. Su, niña hermosa. Dame agua Y un beso. Vino la primavera y floreció venturoso y feliz. Y el arbolito tuvo hijos, nietos y biznietos. Y la niña buena fue una madre feliz a la sombra del arbolito.

AMANECER