Esa apostura, esa caída de ojos y esa media sonrisa le llevaron a ser conocido como el Robert Mitchum de Avellanosa.
Lo que se dice un carnero de verdad.
Sin embargo, y a pesar de la posibilidad de acceso carnal con Ségolène, ésta no quedaba preñada.
Algunos decían que Nicolás perdía más aceite que la furgoneta de Locomía y otros, en cambio, defendían la castidad como una opción vital. Los Jonas Brothers, sin ir más lejos.
Ahí quedó la cosa hasta que llegaron los calores y con ellos el tiempo de esquilar la lana, quedando visibles áreas habitualmente más frondosas.
El misterio de la virginidad de Ségolène se aclaró cuando un experto pastor de los contornos declaró:
-¡Éste carnero lo que está es capao!
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